En la actualidad, sabemos que la lactancia materna trae, tanto para el bebé como para la mamá, muchísimos beneficios y cada día más y más mujeres, desde el embarazo, tienen la intención y el deseo de amamantar a sus hijos.
Sin embargo, desgraciadamente no siempre cuentan con suficiente información, o una preparación previa que les dé las herramientas necesarias para lograr tener una lactancia exitosa y no dejarse llevar por todos los mitos que la rodean.
El principal enemigo de la lactancia materna son los mitos ya que únicamente incrementan la inseguridad de la mamá para confiar en su cuerpo.
Aquí te comparto los principales MITOS:
- “Tienes que preparar los pezones para la lactancia”. Esto no es verdad. Durante el embarazo, nuestro pecho solito va cambiando para ir adaptándose y preparándose para lactar. Los Tubérculos de Montgomery se hacen más visibles y lubrican el pezón.
- “Amamantar duele”. No debe doler, nada. Si duele, entonces tienes un mal agarre y debes corregirlo.
- “Cuando tienes parto por cesárea, no tienes leche para amamantar a tu bebé durante los primeros días de vida”. Falso, el calostro (primera leche del bebé) se produce desde la semana 16-18 de embarazo por las hormonas de mama, razón por la cual, no hay mujer que no pueda amamantar a su bebé desde el momento en que nace.
- “Si le das demasiada leche materna, lo empachas”. Un bebé recién nacido come por hambre, por necesidad, no por gula. Es normal que un recién nacido, especialmente durante los primeros 6 meses de vida, pida leche materna muy seguido ya que está creciendo y la leche materna se digiere entre 30-90 minutos.
- “Si estás lactando no puedes comer cosas picantes”. Sí podemos comer picante, con moderación. Lo único que provoca la comida muy irritante es que la leche, en su caso, cambie un poco de sabor, pero nada más.
- “Cuando amamantas, debes dar a tu bebé 15 minutos de cada lado, con horario”. Esto tampoco es real, la composición de la leche materna cambia, a lo largo de la toma. Pasa por tres fases (acuosa, un poco grasosa y grasosa). Para que un bebé llegue a la fase de grasa y se alimente bien, debes dejarlo mamar el tiempo que necesite para llegar a la fase grasosa. Si cortas o mides las tomas, no permitirás que lo haga.
- “Mi leche le hace daño a mi bebé porque le dan cólicos o porque vomita”. Los bebés tienen cólico o reflujo ya que su sistema digestivo es muy inmaduro y, hasta los tres meses es normal que a veces los tengan o regresen algo de leche. Es imposible que a un mamífero le haga daño la leche de su madre.
- “Si no te cubres la espalda al amamantar se te va a ir la leche”. Es imposible que el aire seque la leche materna, no necesitas cubrirte la espalda para amamantar.
- “Debo retirar lácteos, huevo, nueces y demás alimentos para poder amamantar a mi bebé”. Nuestro estómago no está conectado al pecho, razón por la cual, no necesitas retirar nada de tu dieta si amamantas. El único caso en que debes retirar lácteos y derivados, es cuando el bebé tiene alergia a la proteína de la leche de vaca (son bebés que hacen popó con sangre y tiene datos de reacción alérgica como lo es tos, ojos llorosos, ronchitas en la piel, etc).
- “No tienes suficiente leche porque tu bebé todo el tiempo quiere estar pegado a tu pecho”. Mentira. La regla de oro de la lactancia materna es: "a mayor succión, mayor producción de leche". La única forma de que tu cuerpo comprenda que necesita producir más leche para seguirle el paso al crecimiento de tu bebé, es ofreciendo pecho cada vez que bebé pida, el tiempo que quiera. El pecho nunca se vacía, hasta el 80% de lo que un bebé come en cada toma, lo produce mientras mama.
- “Si te enojas, lloras o haces corajes, se te va a ir la leche o se arruina la leche materna”. El estado emocional de mamá no afecta la producción de leche. Puedes llorar, enojarte o estar triste; somos seres humanos con emociones y sentimientos. Este mito seguro lo inventó la industria para poder vender más fórmula a las mamás en el postparto que es cuando más hormonales estamos.